IVÁN DE LOS ÁNGELES: «Pensar en global, actuar en local; pensar en el futuro pero operar en el presente»

IVÁN DE LOS ÁNGELES: «Pensar en global, actuar en local; pensar en el futuro pero operar en el presente»

por Houda Bakkali

La Taberna del Alabardero de Madrid es un punto de referencia no solo de la gastronomía, sino también de la cultura, del arte y del compromiso social. Emblema del reconocido Grupo Lezama, fue uno de los primeros restaurantes de la capital: donde antes solo existían las antiguas casas de comidas, la Taberna del Alabardero ofrecía un servicio y una propuesta culinaria con estilo e identidad propios.

Posteriormente, se convirtió en un punto de referencia cultural: su ubicación privilegiada, en pleno corazón de Madrid entre la Ópera y el Palacio de Oriente, la convirtió en el rincón ideal para intelectuales, músicos, actores, artistas y políticos de todas las ideologías que encontraban en este espacio un lugar de encuentro y debate. Pero lo que realmente la hace especial es su compromiso social: la vocación única de abrir las puertas laborales a personas de cualquier parte del mundo, no solo a quienes buscan la primera oportunidad, sino también a quienes desean una segunda oportunidad, proporcionándoles los recursos y el espacio perfecto para iniciar una carrera, adquirir competencias y conocimientos en un sector que, al final, les permite progresar y encontrar un proyecto de vida.

En TravellersandCo, entrevistamos a Iván de los Ángeles, uno de los anfitriones de este espacio icónico, para que nos cuente la visión, la historia y el legado del Alabardero.

por Houda Bakkali

¿Cómo y cuándo nace el Grupo Lezama?
El origen de este grupo se remonta a 1974, con la fundación de la casa madre, el proyecto inicial: la Taberna del Alabardero. Nuestro fundador, don Luis de Lezama, se había hecho cargo de la vida de un grupo de chicos de la calle —algunos de ellos jóvenes aspirantes a torero— durante su etapa de coadjutor en la localidad madrileña de Chinchón. Uno de sus amigos, el aristócrata Íñigo Álvarez de Toledo, lo apoyó en la creación de este restaurante, no solo como medio para proporcionarles recursos económicos, sino sobre todo como un lugar donde formarse y desarrollar sus capacidades. Sin saberlo, ambos estaban iniciando un modelo de economía social que sigue teniendo éxito y singularidad medio siglo después.

“Enseñar a pescar, no dar pescado”: ¿qué significa este proverbio dentro de los valores de la Taberna del Alabardero?
Significa la esencia de nuestro proyecto: poner a la persona en el centro, el capital humano, no el financiero. Esta frase representa un compromiso humano al acompañar a las personas para ayudarlas a descubrir y potenciar sus habilidades, su vocación, su camino. A partir de ahí, cada uno encontrará su manera de ser útil a la sociedad y a los demás, además del camino para alcanzar sus propios objetivos y metas.

Actualmente, ¿qué proyecto social están llevando adelante?
Se podría decir que todo nuestro proyecto es social, en el sentido de que el impacto positivo en la vida de las personas y el aporte de valor a la sociedad están siempre en el centro de nuestras acciones y programas. Sin embargo, por citar un proyecto concreto, recientemente hemos firmado un acuerdo de colaboración con la Fundación Invictus, que está logrando reinsertar con éxito a un gran número de personas de la población penitenciaria a través de la práctica del rugby. Han conseguido incluso formar el primer equipo penitenciario de este deporte. Esta es una acción coherente con la idea de don Luis de ofrecer siempre una oportunidad más y con la invitación que nos ha hecho el papa Francisco de acercarnos a quienes viven en las periferias de la sociedad.

¿Qué vínculo cultural une a la Taberna del Alabardero con la ciudad de Madrid?
En primer lugar, el de nuestro fundador, don Luis de Lezama, un hombre que con su fecunda vida ha tenido un impacto no solo a nivel pastoral, sino también en ámbitos como la cultura, el arte, la sociedad y la política. En este último campo —quizá marcado por sus raíces vascas— siempre ha tenido la obsesión de construir espacios de diálogo y encuentro. Además, el Alabardero es un punto de referencia del célebre “Madrid de los Austrias” y nuestras mesas han sido testigo de cuestiones tan diversas como las negociaciones para la legalización del Partido Comunista Obrero Español durante la Transición española o el modo absolutamente personal con que don José Bergamín firmaba sus obras. La prestigiosa escritora Julia Navarro ha declarado recientemente que “la vida cultural de España no se podría comprender sin la Taberna del Alabardero”.

¿Qué conserva de tradición y qué representa de innovación?
Conservamos nuestra identidad, nuestro compromiso social y nuestra marca de calidad en el producto y el servicio. En cuanto a la innovación, en nuestro caso es una búsqueda constante, ya que la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla —que forma parte de nuestro grupo— es líder en este ámbito a nivel europeo. Allí conviven profesionales de larga experiencia y prestigio con jóvenes talentos destinados a ser protagonistas del futuro.

¿Alguna personalidad que te haya conquistado?
Son muchas las personalidades que hemos recibido en esta casa: varios Papas, jefes de Estado, presidentes de gobierno, personalidades del mundo del arte y de la cultura, etc., y a todos ellos, como a tantas personas anónimas, procuramos siempre ofrecer calidad y calidez.

¿Cómo lo imaginas dentro de 20 años?
En este grupo hay dos máximas que don Luis de Lezama siempre ha seguido: pensar en global, actuar en local; pensar en el futuro pero operar en el presente. Solo si mantenemos nuestra identidad y logramos ser muy fieles a nuestros principios cada día podremos conquistar el mañana.